27.9.06

El futbolista y el del andamio

No es la primera vez que en los medios de comunicación algún ser mortal, como el resto, compara el trabajo de un futbolista, que no es más que otro ser mortal, con el de un albañil, más mortal si cabe por el riesgo que conlleva su profesión.
Ayer en el programa "Tiempo de Juego" de la Cadena Cope, el comentario, acertadísimo por otra parte, lo hacía el entrenador de fútbol Luis Ángel Duque en referencia a Ronaldo:
- Destacar en plan de ni fu ni fa la entrada de Ronaldo. Ha tenido 24 minutos.
Abellán le replicaba: - Pobrecillo, lleva dos meses descolgado.
- Claro, pobrecito, hay que justificarle. ¿Y el albañil que se ha levantado a las seis de la mañana?
- Eso es demagogia gratuita y barata...
- De gratuita nada. Díselo al que está colgado del andamio y le viene la lluvia así que le pega de costado.
- El que está colgado del andamio le pones ahí a jugar...
- Y a lo mejor... Pero éste algo más le queda. Que luego éste tiene más salidas que el Bernabéu.
No se trata de comparar la velocidad con el tocino ni tampoco creo que se trate de demagogia barata, como apuntaba José Antonio Abellán. Se trata de la realidad. Y un ejemplo más de lo desproporcionado que es todo en cuanto al contrato del futbolista se refiere. El albañil trabaja para los demás, mientras que el futbolista trabaja para sí mismo. El albañil dedica 10 horas al día para ganar un jornal que se queda a años luz de lo que gana un futbolista de la talla del brasileño, que trabaja, como mucho, 4 horas al día.
Y si Ronaldo viene de una lesión, que se lo digan al albañil del andamio. Si el albañil se cae al suelo, con un poco de mala suerte se mata. Y si está de baja, veremos si le siguen pagando. El fútbol es un hobby, el trabajo no. Quien trabaja, lo hace para llegar a fin de mes. Quien juega al fútbol debería ser para divertirse, para ganar y para estar sano. Ronaldo, por poner un ejemplo, juega para ganar... sí: dinero. Pero se le olvida que es tan mortal como el resto de los albañiles y que no pertenece a ningún otro estrato. Todos formamos parte de la misma sociedad, aunque siga habiendo clases. Pero ése ya es otro cantar.

7.9.06

El empresario imbécil

Piterman ha vuelto a las suyas. Bañuelos, el último pseudo-entrenador del Deportivo Alavés, ha sido cesado. Al final, otra vez más, insisto, otra vez más, han sido las discrepancias entre trabajador y empresario las que han hecho que el trabajador, el que nunca tiene la razón aunque la tenga, se va a la calle.
Piterman es ese prototipo de empresario que por llegar donde ha llegado se cree el rey del mambo. Sí, vale, el Alavés es una SAD, es un empresa y funciona como todas: el trabajador es el que se puede ir a la calle por discrepar con el jefe. El jefe, si se va, no se va en balde, el dinero y la avaricia siempre le acompaña. Y éste, el Piterman éste, no es una excepción.
Vuelve Chuchi Cos, que ya dijo que no esperaba ni quería volver al puesto de entrenador. El vestuario del Alavés, pese a que digan lo contrario (si rajas, no ves un duro, ya lo ha dicho Bañuelos) debe de estar desmoralizado. Pero ésos que no tienen otras ofertas o ésos que sienten el amor de una afición que jamás abandona a sus jugadores, no tienen otra alternativa. Tienen que aguantar, tienen que trabajar y seguro que evitan ver la cara a su presidente lo más que puedan. Es triste que tu jefe te llame "mercenario" y te diga que trabajas por dinero. Piterman lo dijo el año pasado de sus jugadores. Hace falta ser mala persona y dictador. Producto del capitalismo futbolístico y consecuencia extrema de las SAD. Mala hierba nunca muere.

6.9.06

Irlanda del Norte 3 - España 2

Eso sí que es "Cutre Fútbol". Se ha dado el partido perfecto y la situación perfecta para definir lo que pretende este foro a través de un partido de fútbol. El fútbol cutre es lo que ha hecho España. El fútbol cutre es esa situación de que los jugadores del país que acoge la "Liga de las estrellas" no ganan. El fútbol cutre es que España gana en otros deportes y en el fútbol no.
Lo de hoy no tiene palabras. Cuántos de nosotros nos hemos acordado del partido contra Chipre, aquél que agotó las pilas de Clemente. ¿Luis va a dimitir? Pues a ver qué dice, pero desde que está él de entrenador siempre se ha dicho que España, por jugadores y potencial, gana, pero no ilusiona. Y cuando viene una selección fuerte, como la de Francia, en un Mundial te hace churros hasta con los ojos cerrados.
La orquesta es buena, hay jugadores buenos, el material vale para lograr lo máximo. Pero el director es un chapucero y en ningún momento se ha visto una sinfonía comprometida, armónica... La imagen del banquillo de España es muy similar a la del Real Madrid en la época decadente de Luxe, en la que le metían un chicharro al Madrid y que si uno comía pipas, el otro risitas... Si alguien quiere saber lo que significa la palabra "apatía" que le pongan el vídeo del banquillo de España.
Así nos va. Cuatro goles fueron muy pocos contra Liechtenstein. Y lo de hoy, patético. Quiero pensar que ha sido un mala día, como el que tiene cualquiera. Pero estoy seguro de que la ilusión seguiría sin venir.
Lo de Luis siempre se ha comentado, que ésta selección no apabulla, no da imagen de temible, siempre se ha mostrado vulnerable, no enamora y no se corresponde con la Liga española, ésa de las estrellas que llamaron desde la Ley Bosman. La pasada eurocopa, mal. La clasificación para el Mundial en la repesca, y sufriendo. En los amistosos, aburriendo a las piedras. Y ahora, con éstas. El único partido bueno de esta "era Luis" fue el 4-0 contra Ucrania, que coincidió con el primer partido del Mundial y todos nos flipamos (apenas unos días después contra Arabia dimos bastante asquito). Ya vendrán tiempos mejores, digo yo, vamos, si no...

«Lo veo, vislumbro la Cibeles, ¡oh diosa!»

Es gracioso, ¿no? Es lo primero que se me viene a la cabeza cuando leo la entrevista que publica hoy Marca de José Luis Calderón al delantero del Real Madrid Van Nistelrooy. El titular es lo que me ha hecho pinchar en la noticia en su edición digital: "Cierro los ojos y veo la Cibeles".
Dice en la primera pregunta que alguien, en una visita por la capital de España, le contó la historia de la fuente y de las celebraciones del equipo blanco, que hace algo así como tres años que no celebra nada. Dice que, desde entonces, cierra los ojos y la ve. Y que así se motiva.
Es algo místico. Es como si hablara Rappel o la bruja Lola... "lo veo, me da fuerza, me da energía, ya está aquí". Curioso en un hombre que acaba de llegar, cuya motivación en el día a día dudo que esté en una fuente que acaba de conocer. Debe de ser que tiene ganas de fiesta o celebraciones. Bueno, de eso ya se encargará alguno de su vestuario, que de eso más de uno entiende.
Que se encargue de celebrar los goles de su equipo, y si el Barça no es mejor este año, entonces que se suba a lo más alto de la fuente y que lo disfrute, que grite y se bambolee.

Colosal ejemplo. Que tomen nota.

Qué vamos a contar a estas alturas sobre los chicos del basket que nadie sepa a estas alturas. El colofón de hoy, la conquista del Premio Príncipe de Asturias, según lo que reza el fallo del jurado, es la realidad exacta de lo que son y lo que representan: el importante mérito de la conquista del Campeonato del Mundo en Japón, la página más brillante de la historia del baloncesto español, ha supuesto un ejemplo de superación ante las dificultades, de espíritu de equipo, de sencillez y compromiso con los valores del deporte. Esta extraordinaria generación de jugadores [...] ha transmitido al mundo, y especialmente a los jóvenes, una renovada ilusión por el fomento y el cultivo del deporte".
Yo sé de unos que deberían tomar buena nota. Todos los niños quieren ser futbolistas. Lo que no queremos es que se vuelvan unos peseteros, aunque tal como están los pisos, no nos vendría mal cobrar lo que percibe uno de ésos que dan patadas al balón. Me alegro de que cada vez más jóvenes quieran ser Gasol, quieran ser Felipe, quieran ser Calderón... Me alegro y mucho. Los que más cobran, los que más trabas ponen para atender a los medios, los más endiosados, etc, aún no han conseguido nada grande. Lo han hecho todos: fútbol sala, atletismo, balonmano, tenis... y falta el deporte "estrella" (o de estrellados): el fútbol.
¡Enhorabuena a la selección de oro de baloncesto por su humildad, por su entrega y por demostrar que, ante todo, un buen grupo de amigos, funciona! Deben ser ejemplo de cómo trabajar en grupo no sólo en el deporte, sino en la vida.