28.2.07

Pisha, usté no entra, que m' han querido pegar

Lo de los directivos de Betis y Sevilla es realmente patético. Hoy de nuevo tenemos derby, la tercera vez en apenas un mes que ambos equipos se enfrentan. Es lógico, por una parte, cierta tensión, más teniendo en cuenta que se juegan el pase a semifinales de la Copa. Pero lo que ya no es tan lógico es que los directivos de ambos clubes sean los que estén caldeando el ambiente con declaraciones con intención de hacer daño y de humillar.
Constantemente se desafían. Ya desde el partido de Liga empezaron a llamarse de todo por auténticas memeces. Iba a decir que, en el fondo, son como críos. Pero creo que los niños, cuando lloran, se atienen a razones, más bien pueriles, pero su llanto es por algo. Y sin embargo, ¿con qué razón lloran estos impresentables? Del Nido que es que el obsequio que le dan no quieren que sea en tal sitio, delante del busto de Lopera, sino en otro... Y luego el otro diciendo que el sobrino de Lopera estuvo a punto de empujarle por las escaleras... Y a partir de ahí son ellos los que se llaman de todo delante de los micrófonos y las cámaras de televisión.
Lo siguiente es que el Betis niegue a Del Nido su entrada a Heliópolis por "motivos de seguridad". Que un club niegue la entrada de un presidente a su estadio es algo realmente grave. No sé cómo de ultra será Del Nido, pero creo que, para ser Presidente de un club, hay que tener cierta imagen. Y estoy seguro de que el Betis hoy sí dejará entrar a sus hoolingans, a sus hinchas violentos, que a lo mejor no son más de cinco o seis, y que no tienen por qué liarla... Pero en el estadio habrá hinchas menos gratos que el propio Presidente del Sevilla.
Al final, ¿quién pierde? El público. Hoy, si Del Nido logra sentarse en el palco, la grada debería mostrar su descontento hacia ambos directivos. Luego, durante el partido, que mantengan sus diferencias, pero los hinchas de uno y otro equipo deberían darles una lección: una buena pañolada, un abucheo general, y que todas las cámaras estuvieran preparadas para recoger los caretos de los sinvergüenzas que han estado durante dos semanas echando leña al fuego y encenciendo un partido a través del insulto, la descalificación y la provocación.
Ya sólo queda una cosa: quem esta noche, se peguen.