¡Tira per a la Cibeles, amic!
Mi madre dijo en una ocasión que el fútbol es «22 tíos corriendo en gayumbos detrás de un balón para que luego ni metan gol». No sabe apreciar en buen fútbol, no entiende mucho el deporte, pero no la falta razón. El problema es cuando echamos el telón de la trastienda y vemos la pocilga que hay montada... y cuando la prensa se inmiscuye, eso ya es la repera. La esencia del fútbol, como juego o como arte, se pierde, señores.
Día de declaraciones comedidas. Ser deportista implica ser modesto. Rafa Nadal, como en el día de hoy, siempre va a decir que “Federer es y siempre será el favorito”. Sería cachondo ver a Rafa Nadal decir: “soy el favorito para ganar”. Me reiría un rato. Muy a pesar de que Nadal le está apretando las cuerdas al número uno. Aunque siempre hay tíos sinceros, como Paquillo. Hoy ha conseguido el Campeonato del Mundo en 20 kilómetros masculina. Por fin, se le resistió algunos años y, con un par, y más ancho que ancho ha dicho: “Ahora sí soy el mejor del mundo”. Sólo le falta una buena ración de marisco en mano para completar su feliz pachorra.
Volviendo a esos modestos aburridos. Que Raúl diga que desea que el Barça se lleve la Champions, no es divertido. Que salga Guti diciendo que se divierte cuando ese eterno rival pierde, es estimulante. Que salga Pedrosa diciendo sobre la pole de hoy, la primera en su vida en Moto GP, que “lo importante es la carrera”, pues razón no le falta, pero... ¡échate flores, que es la primera! Que Schuster salga diciendo que Aragonés prefiere llevarse a “uno que sólo le dio una hostia a Messi en Champions” (por Del Horno) en vez de a Pernía, es genial. Un tío que dice lo que piensa. Porque el ser humano es también salvaje. Total, los suelos millonarios los van a cobrar. Y su trabajo es jugar al fútbol, así que el hecho de que animen de vez en cuando las ruedas de prensa, se agradece. Si luego juegan bien y son buena gente, adelante. Nadie les impide decir verdades como puños y ser sinceros. Se puede ser humilde, y la humildad es una virtud. Pero, permítanme, la modestia aburre un poco. La modestia, mejor aparte.